“Dime también por qué razón, sólo esperaste a que te amara, vamos, dime ¿Qué sucedió? Quiero escucharte, vamos, HABLA” Qué haré sin ti – Grupo Caneo.
No deja de ser sorprendente que por estas horas, los que han estado acaparando el micrófono durante el último mes y medio, y hasta las horas previas al partido, no hayan salido a musitar palabra. ¿Por qué? ¿Qué los detiene? ¿Qué les impide salir a pronunciarse?; es más, cabe preguntarse ¿Ya habló alguien?
¿Ya alguien salió a hablar del papelón que sufrimos anoche en el Metropolitano de Barranquilla? ¿Alguien tuvo la ardentía y el coraje de asumir la responsabilidad por el espectáculo dantesco que dio el equipo en el segundo tiempo? ¿Alguien ha tomado la posta de decir » sí, fui yo» frente a las decisiones en las modificaciones que descuadernaron absolutamente a América de Cali? ¿Alguien es capaz de reconocer que está tostando a una nómina que debería estar peleando por la punta del campeonato? De verdad, ¿Nadie va a reconocer que está tirando a la trituradora a futbolistas que hasta hace dos meses estaban en su mejor nivel, y que hoy, no tienen ni idea de cómo ubicarse en el terreno de juego, porque desde el banquillo tampoco la tienen?
Porque ninguna de esas preguntas ha sido respondida, ni siquiera en la rueda de prensa, el escenario predilecto para tirar la milonga. Pero sí hubo epítetos para decir, sin un ápice de autocrítica, que fue un «partido extraño», pero nunca para someterse a una autoevaluación, y tener la humildad de asumir que se cometieron errores, sobre todo, cuando ya Junior se puso 3 a 2 y nos arrimaba a arco propio por pura fuerza actitudinal, aunque su fútbol no fuese el más prolijo.
Ni siquiera la hubo para reconocer que se traicionó en su propio discurso, que se pegó un soberano tiro en el pie frente a lo que tanto nos ha vendido desde su llegada, porque, como lo decía anoche en mi cuenta de Twitter, sacar al único nueve de área que tenías en campo para medianamente incomodar a los centrales del rival, y al único futbolista que te estaba moviendo el balón y los hilos defensivos del contrario, para ponerse a aguantar en el primer cuarto de cancha durante más de media hora, cuando en ningún momento estuviste en desventaja numérica, no es propio de un técnico que se ufana de percibirse como un timonel de equipos «ofensivos» y que siempre “salgan a proponer, independientemente de las circunstancias de partido”.
Ahora bien, con los hechos de manifiesto, ¿Alguien ha salido a ratificar o en su defecto a despedir al actual cuerpo técnico? ¿Alguien ha tenido el valor civil para reconocer que esta nómina se armó de una forma absolutamente desbalanceada? ¿Alguno ha puesto su cargo a disposición, sabiendo que su gestión es fuertemente criticada? ¿Nadie es capaz de pasar al frente a decir que ese organismo que armaron de puertas para adentro no está haciendo más que una figurita de papel?
En este minuto, tampoco; están ocupados lanzando el precio de la boletería contra Santa Fe, montando imágenes de falsa armonía en redes sociales, o mirando para cualquier otro lado que no sea la institución. Son los mismos que ni siquiera han salido a protestar el arbitraje de Andrés Rojas, del cual, solo diré que fue funesto, y cada uno hará la evaluación al rendimiento del juez central, pero que no quita que el papelón de anoche en la ciudadela 20 de julio de Barranquilla fue por nosotros mismos; tampoco han salido a protestar con vehemencia la actuación de la policía Metropolitana de esa ciudad, quienes lejos de garantizar la seguridad de los futbolistas y miembros del cuerpo técnico y asistencial de la institución, se comportaron como desaforados ante los nuestros. Ni siquiera esos son capaces de hacer, faltándole al respeto al legado y prestigio de la institución, y pasando indemnes, de agache, como lo han hecho los últimos tres años.
Ahora sí quiero que hablen, ahora sí quiero escucharlos, A TODOS, pero nadie se manifiesta, nadie dice nada. Tal parece que el papelón solamente nos duele a los hinchas, independientemente de que hayan creído o no en el proyecto de Lucas González, pero nos duele a todos los aficionados. Duele porque es una daga al Orgullo, duele porque es una demostración de frialdad y de falta de carácter, y sobre todo duele, porque aún con todo y eso, nadie es capaz de sacar las papas de la candela y asumir sus errores, pero ya los veremos raudos y veloces en los programas radiales y de internet pidiendo » apoyo» el domingo en el Olímpico, diciendo que «todo está bien», mientras a leguas es notorio que la interna se quebró, y que solo es un “mal ambiente” generado desde afuera, como si la responsabilidad , la actitud y el coraje que se debe mostrar en el terreno de juego, tuviese que venir de nosotros.
Cualquier sugerencia, queja, o lo que quieran manifestarme, pueden hacerla a través de mi cuenta de Twitter @UnMequetrefeMas; nos leemos en una próxima oportunidad en este “Rincón del Turco”. Un abrazo para todos.