Si hiciéramos una encuesta entre hinchas y personal allegado al equipo, sobre cual sería el viaje competitivo más importante que ha realizado el América de Cali en toda su historia, muy posiblemente escucharíamos respuestas como las siguientes: El viaje a Paraguay y Chile en nuestra primera Copa Libertadores en 1970; el viaje a Santiago en 1987 para disputar el tercer partido de una final de Copa Libertadores, que estuvo a pocos segundos de ser nuestra, o el viaje a Brasil de 1993 cuando obtuvimos el único triunfo de un equipo colombiano en el Maracaná, cuando vencimos al Flamengo por 3-1

Otros dirán, puede ser, que los partidos amistosos en la gira por Ecuador y Bolivia en 1953, cuando por problemas económicos no pudimos disputar el campeonato de aquel año. Sin embargo, el equipo no se desintegró y se dedicó a viajar por Sudamérica, en condiciones muy precarias, para conseguir fondos y poder permanecer activo.

También se podrán mencionar la gira por Centroamérica en 1961, o la primera vez que atravesamos el océano y jugamos en 1997, en el viejo continente, 5 partidos contra equipos españoles, o el viaje mas lejano, cuando fuimos a  Arabia Saudita para jugar el torneo del Príncipe Al Faisal, donde fuimos subcampeones en 2004.

Podríamos listar muchos viajes, todos con una importancia significativa para la institución, sin embargo, vamos a explicarles porque la gira que hizo el América de Cali en 1931, por varias ciudades de Colombia, es el viaje más trascendental que ha tenido el equipo y cimentó las bases de la gran institución que es hoy.

La gira por Colombia se origina el 5 de mayo, como consecuencia de una suspensión por un año que tuvo el equipo, donde se le impide participar en el torneo departamental de 1931, ante el escándalo y los reclamos con volantes que hizo el América por toda la ciudad, a raíz de un mal arbitraje y la pérdida de los puntos en un clásico ante el Cali Foot Ball Club en 1930.  Ante esta situación y para no liquidarse, el presidente del equipo Luis Carlos Cárdenas decide emprender un viaje nacional para recolectar fondos que permitieran su permanencia.

Independiente de los resultados deportivos, el gran impacto de este viaje en la institución se centra en tres aspectos: El uniforme, el ícono del escudo y la figura representativa y la semilla de pasión que se sembró en todas las ciudades.

UNIFORME

América de Cali tenía definido su uniforme desde 1929, con camiseta roja y pantaloneta blanca, y así se presentó para jugar los partidos de la gira, iniciando en Bogotá donde tuvo 5 encuentros, entre ellos el primero contra un equipo extranjero, el Association Brondy de Perú con el que perdimos (2-5).

Después de cuatro días en el ferry “Castillo Rada” por el Río Magdalena llegaron a Barranquilla donde se jugaron otros cinco partidos. Cuenta Luis Alberto “El Flaco” Rojas, uno de los integrantes del equipo, que en medio de la visita a la capital del Atlántico tuvieron la oportunidad de asistir a un encuentro de baloncesto entre el equipo Unión Colombia y un equipo denominado los ‘Diablos Rojos’ que vestía un uniforme completamente rojo.  Parece ser que los jugadores quedaron muy impactados con el uniforme de este equipo y en una reunión posterior el secretario de la delegación, que era Luis Hernando Lenis, les propuso que lo implementaran para el equipo.

La gira continuó por Santa Marta y Puerto Colombia donde se jugaron otros cuatro partidos y se llegó a Medellín donde se disputaron cuatro juegos. La gira termina en Manizales donde se juega un último partido el 12 de septiembre.

Nos cuenta el arquero Marco Tulio Villalobos que fue en esta ciudad donde se compraron los nuevos uniformes totalmente rojos, que según él, vinieron a estrenarse en Cali, a su regreso a finales del mes de septiembre de 1931.

 

Sin embargo, encontramos esta foto de 1931 que corresponde a la primera imagen que se conoce con el uniforme completamente rojo, teniendo en cuenta los jugadores de la nómina ya identificados, se puede deducir que corresponde a uno de los últimos partidos de la gira.

 LOS DIABLOS ROJOS

Otro de los grandes legados que le dejó la gira de 1931 al equipo, fue el apelativo y la figura representativa del diablo al equipo. Según la versión del secretario de la delegación, Luis Hernando Lenis, después del segundo partido en Bogotá, contra el equipo Bartolino jugado el 17 de mayo, y donde se dio una gran demostración de fútbol al vencerlos 3-0, un cronista de la revista “El Gráfico” de Bogotá, escribió: “los negritos del América, juegan como un diablo” y comenzó a referirse al equipo como ‘los diablos rojos’.

Ese apelativo les gustó mucho a los jugadores y es posible que haya sido la causa primordial para implementar el uniforme totalmente rojo, después del viaje a Barranquilla.

Ya explicamos anteriormente que la figura del diablo en el escudo llegó en 1946, según lo corroboran las fotos de la época.

SEMILLA DE UNA PASIÓN

La tercera consecuencia de esta gira y quizás una de las mas importantes se refiere al impacto que causó el equipo en la retina y en los corazones de la gente que lo vio. Fue esa semilla de pasión que se sembró en cada persona y que dio vida al amor por un equipo humilde, pero que jugaba como los reyes.

Es impresionante, al leer los comentarios de la prensa en las diferentes ciudades del país, ver los elogios, las manifestaciones de cariño de los aficionados ante un equipo desconocido para ellos, ya que América era el primer equipo en Colombia que se atrevía a hacer una gira de casi 5 meses por todo el territorio nacional, el apoyo desmedido ante situaciones adversas de juego; la gente llegó a invadir el campo en protesta por varias decisiones arbitrales, como cualquier hinchada que ama a su equipo por encima de cualquier cosa.

Y aunado al juego bonito y cautivante se contaba con una gran gestión de relaciones públicas y educación que ayudaba a enamorar aún mas a los aficionados, siempre que entraron al campo de juego, lo hicieron con pancartas donde saludaban a la afición y en el caso de Bogotá se despidieron con una carta pública de agradecimiento por todas las manifestaciones de cariño recibidas.

¡Todo esto allanó el camino para posteriores visitas y forjó por muchas generaciones, la dureza y la fuerza de una afición que hoy persiste mas firme que nunca!

Investigación de Diego Alejandro Aristizábal (@tupielroja).